Mi
familia y yo no fuimos de vacaciones a un hotel llamado Istirinchá, es un lugar
en donde estas 100% en contacto con la naturaleza. Este hotel es enorme y
digamos que tiene su propia playa, un mini zoológico, dos albercas y su propio
restaurante. Tiene cabañas por si uno no quiere como convivir con los demás huéspedes
que se quedan en el hotel. Como ya mencioné es un lugar como muy privado,
porque el pueblito más cerca esta como a media hora o cuarenta y cinco minutos
aproximadamente.
Este
lugar lo conocimos por mi mamá porque ella viajaba muchísimo por su trabajo y
en uno de sus viajes le dieron hospedaje en este hotel. Le encanto tanto que
íbamos como dos o más veces al año, algunas veces por su trabajo y otras para
estar de vacaciones y convivir todos como familia.
Un
día mi hermana, mi papá y yo decidimos irnos muy temprano a la playa para
después ir un rato a la alberca antes de ver a mi mamá en el restaurante del
hotel. Después de un divertido tiempo en la alberca mi papá nos dice a mi
hermana y a mí que es tiempo de ir a bañarnos, esa vez nos quedamos en las
cabañas entonces el camino era un poco más largo para llegar a nuestra
habitación.
Cuando nos dirigíamos al cuarto mi hermana muy graciosa nos dijo a mi papá y a mi “les ganare el baño, yo seré la primera en bañarme”, muy entusiasmada ella por la gran victoria que iba a tener, corre velozmente hacia el cuarto. En unos segundos mi papá y yo vemos que mi hermana corre hacia nosotros de una manera impresionante que nunca habíamos visto en ella y sobre todo venía gritando, mi papá y yo no sabíamos que pasaba. Cuando se acerca un poco más pudimos entender lo que decía, ella gritaba muy espantada “un rata verde, una rata verde con una cola enorme”, en ese momento mi papá y yo muertos de risa le preguntamos ¿Cómo que una rata verde?, ella muy asustada nos responde “si, les juro que yo la vi”. Cuando mi papá logra calmar a mi hermana y nosotros nos pudimos dejar de reír, mi papá le explica a mi hermana que era una iguana. Mi hermana se llevó un gran susto, la pobre hasta una chancla en el camino había dejado por el miedo y nos dejó una gran anécdota que hasta la fecha nos sigue causando mucha risa.
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